dimarts, 26 d’octubre del 2010

Com va la negociació del Conveni?


Sou moltes les persones que ens pregunteu, quan ens trobem a l’ascensor, al passadís o als nostres llocs de treball, com va la negociació del conveni. D’entrada dir-vos que lluny de molestar-nos la vostra pregunta manifesta un interès de la vostra part que ens agrada, doncs som molt conscients de que en la negociació ens hi juguem les garrofes de tots. I aquesta responsabilitat pesa.

I si bé es cert que, com en tota negociació que requereix un marc de confiança acceptable, la negociació del conveni demana prudència i certa confidencialitat també ho és que la comunicació amb els companys i companyes és bàsica per la nostra part, per la representació social.

Movent-nos, doncs, en aquest marc de prudència i guardant la confidencialitat necessària fins aquest moments són tres les reunions que portem de la comissió negociadora, formada per la representació de l’empresa i la part social. I si la primera reunió va comporta l’acord del calendari de reunions i la metodologia de treball, la segona va servir per posar damunt la taula les diferents propostes que formarien part de la negociació.

Per part de l’empresa, que és qui va denunciar el conveni, les propostes responen a les voluntats manifestades en la denuncia: congelació salarial, vinculació del increment salarial a creixement dels ingressos i desvinculació d’aquest a l’IPC i sobre els apartats actuals. Per la nostra part, la social, vam exposar la necessitat de manteniment del poder adquisitiu i la vinculació d’aquest a l’IPC com a mínim.

No cal dir que aquests posicionaments, per ambdues parts, han estat acompanyats de diferents propostes i punt de partida que en la tercera reunió han mostrat un ampli desacord, la necessitat d’acord sobre alguns conceptes importants i la reconsideració d’alguns plantejaments.

Un cop feta la denuncia, la feina tot just ha començat. Esperem establir ponts on ara hi ha murs. El que porta el timó no pot decidir d’on bufa el vent, ni amb quina força, però pot orientar la seva pròpia vela per arribar a bon port.

Tot parafrasejant Fellini, malgrat tot, “e la nave va”

Comissió Unitària dels treballadors i treballadores del
COMB i GRUP MED CORPORATIU

dijous, 7 d’octubre del 2010

Baixes laborals retribuïdes

La Vanguardia
Susana Quadrado
07/10/2010

La habitación 853

Su fondo de resistencia se está fragilizando mientras el tumor impone su dictadura de día y de noche.

Alba se inclina sobre el pecho de su madre. Ni siquiera su cabeza pelona resta expresividad o belleza a sus ojos, medio adormecidos por la morfina. Seguramente Alba no sabe a qué huele un colegio, ni la hierba húmeda, ni el chocolate. Una habitación en Sant Joan de Déu, la 853, es su micromundo, aséptico y con olor a desinfectante, desde hace dos años, casi toda su existencia. De entre todas las imágenes del diario del domingo, la suya es de aquellas que te hacen apretar los dientes y te anudan la garganta. Su historia muerde la realidad, o más bien la escupe. Rafael y Nieves –él, un trabajador autónomo; ella, empleada en un supermercado– miran a su hija con ternura aunque su aspecto es de agotamiento. Llevan dos años turnándose para estar con ella y, como el dinero no sobra, hay que seguir trabajando. Su fondo de resistencia se está fragilizando mientras el tumor impone su dictadura de día y de noche. Si ella no se rinde, ellos tampoco.

–¡Imaginen que esa niña es la suya! –exclama él.

La súplica la dirige Rafael a quien quiera escucharle, sea presidente, ministro, diputado o senador. No hay impostura en sus palabras, sino una sensación de orfandad y desamparo. Este hombre se dirigió a La Vanguardia después de ver cómo sus señorías aprobaban el 22 de septiembre una proposición no de ley para que los padres de niños con cáncer o con enfermedades muy graves que trabajen puedan tener una baja laboral retribuida. Sobre el papel, todo es muy bonito. Esperanzador. Pero han pasado casi dos semanas y nada más se ha sabido ni de sus señorías ni de la iniciativa. Rafael ha ido encadenando baja tras baja, aunque legalmente esto tiene un límite. "¿A qué esperan?", nos pregunta. El Gobierno tiene el tiempo en sus manos y lo empuja lentísimamente, mientras el tiempo de Alba vuela. Todo depende de que el ministro de Trabajo eche cuentas y vea que lo razonable es conceder este derecho a los padres de niños enfermos porque, de hecho, ya lo está pagando en forma de bajas laborales. Aunque mucho nos tememos la respuesta, si es que llega, porque este Gobierno tan supuestamente social lo primero que recorta son los derechos sociales.

Y es aquí cuando la habitación 853 del hospital Sant Joan de Déu, donde viven Alba y sus padres, se convierte en un territorio donde se ve tan claro el sentido de la vida y, a un mismo tiempo, lo mezquino de la política que levanta expectativas que no cumple. Decía Borges que la experiencia de un ser humano puede parecerse a la de otros. La de Rafael y Nieves, la nuestra, la de todos..., la inesperada. Imaginen que fuera su hija la niña de la habitación 853.